Educar

Educar no es otra cosa que ayudar a ser. También lo dirá Santo Tomás de Aquino“Ser tal como Dios nos hizo” y así lo ha sintetizado el Papa Pío XI al afirmar que “la educación consiste esencialmente en la formación del hombre tal cual debe ser y debe portarse en esta vida terrena para conseguir el fin sublime para el cual ha sido creado”. Nuestra escuela se compromete a continuar la obra educadora de la Iglesia infundiendo de esta manera los valores humanos más altos que no podrían ser alcanzados si se soslaya en él la dimensión trascendente pues como dijo Chesterton, si quitamos lo sobrenatural no quedará siquiera lo natural.

Comunidad de familias

La educación es obra necesariamente social, no solitaria. Y son necesarias para cada alumno, cada una de las tres sociedades a las que pertenece: la familia, la sociedad civil y la Iglesia. Queremos en el colegio de la Santa Cruz que se integren estos ámbitos, que formemos una comunidad educativa por el bien de nuestros escolares, de sus familias, de nuestra provincia y de la Iglesia.

Cercanía del educador

Las buenas escuelas son fruto de buenos maestros. La formación personal y cualificación de cada uno en el área que debe enseñar, así como el anhelo evangelizador, deben ser características del docente de nuestra casa.

¿Dónde estamos?

El Colegio de la Santa Cruz se encuentra enclavado en un entorno único de contacto con la naturaleza, al pie del llamado Cerro de la Cruz, que ha sido una de las fuentes de inspiración del nombre de nuestro Colegio. Esta elevación de 1.180 msnm, que puede apreciarse desde distintos sectores del predio de 1,3 hectáreas con que cuenta el Colegio, da un marco inigualable de belleza natural que ha sido elegido como contexto estratégico para nuestra tarea educativa.

La Santa Cruz es presentada como la mayor prueba de amor jamás vista, como bandera que se eleva en medio de las realidades temporales, llamando y convocando a todos al seguimiento de Jesucristo.

Queremos ser una ayuda concreta para las familias en su irreemplazable función educadora y al mismo tiempo llevar adelante la tarea apostólica más importante y urgente de nuestros tiempos: la recristianización de la cultura. Aspiramos a una formación integral de la persona, permitiéndole desarrollar de manera gradual lo corporal y lo espiritual, la voluntad y el intelecto, la imaginación y la afectividad.

Proprium de nuestro colegio

Presencia de los clásicos

Disfrutar de la lectura de los clásicos supone beber directamente de las fuentes de nuestra cultura, de los referentes que han inspirado la obra de los grandes creadores actuales, tanto en la literatura como en las otras ramas del arte. Los clásicos tienen un valor en sí mismos, independientemente de la época en que hayan sido escritos, son libros que nos hacen disfrutar leyéndolos, nos iluminan con luz propia y aportan sabiduría, imaginación, humanidad y nos enfrentan a los temas más transcendentales del hombre. El hábito de la buena lectura cultivado desde la escuela, enriquece nuestro vocabulario castellano cada día más empobrecido.

Amor a la Patria

Perteneciente a la virtud de la Piedad, el amor a la Patria es una obligación cristiana. Y es la escuela la que a través de la historia, el cultivo de nuestras tradiciones folklóricas y el estudio de nuestros próceres que han sido ejemplo de heroísmo, austeridad de vida y fe católica, debe acrecentar el sentimiento patriótico y argentino. 

Las Bellas Artes

La música, la pintura, las obras de teatro clásico no sólo son expresiones de alegría y de amistad, sino también un medio de elevación de los sentimientos humanos. La admiración por lo bello está unida con la aspiración a lo bueno y es de vital importancia que el colegio católico eduque en el sentido de lo estético, del buen gusto, de la música clásica, de los grandes pintores, escultores y artistas que han enriquecido la civilización occidental. El auténtico papel del arte, como dice el P. Sáenz, consiste en irradiar, a través de lo sensible, el esplendor de la verdad.

¿Qué es la formación integral?

Asumiendo el compromiso de formadores, queremos llevar a nuestros alumnos a la virtud entendiéndola en su triple dimensión moral, intelectual y artística. Así, la educación de nuestra escuela, tiende a formar al hombre en su integridad.

Todo lo que mueva a la inteligencia hacia la comprensión íntegra de los bienes heredados, ayuda a educar en la virtud del patriotismo. La historia, la geografía, la poesía y el arte de la Patria deben ser enseñados en la escuela y cultivados en el propio hogar.

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